sábado, 5 de diciembre de 2009

DÍA INTERNACIONAL DEL VOLUNTARIADO

En este Día Internacional del Voluntariado, la Federación de Mujeres Progresistas desea manifestar que el papel del voluntariado adquiere su máxima expresión de solidaridad y altruismo a través de la sociedad civil, que con su motivación y fuerza, contribuye a reforzar el tejido social promoviendo la libertad y la democracia, potenciando la creación de una cultura alternativa y facilitando la movilización social y la defensa de las personas marginadas. El voluntariado, con la participación social que conlleva, permite una nueva visión y un aliento de esperanza para resolver los problemas de las personas más desfavorecidas compartiendo con el Estado la responsabilidad del bienestar general.

En tiempos de crisis y de dificultades económicas y financieras como en el que nos encontramos, desafortunadamente se incrementa de manera considerable el porcentaje de personas que llegan a formar parte de los colectivos en riesgo de exclusión social. Así surge el denominado “nuevo perfil de la pobreza”, caracterizado por personas de clase media que hasta el momento encontraban cubiertas sus necesidades básicas y que, sin embargo, debido a los efectos de la crisis, han perdido su status afectando gravemente a los pilares del bienestar propio que les debía garantizar el Estado de derecho.

Surge así una nueva realidad en la que se hace cada vez más necesaria la participación del Tercer sector, que junto a las administraciones públicas a través de las políticas sociales, debe trabajar para reducir las desigualdades y paliar las carencias de los colectivos más desfavorecidos, objeto de la pobreza y exclusión generadas por la recesión.

En este contexto, más que nunca, las entidades de ámbito social necesitamos la colaboración de personas voluntarias para incrementar nuestro apoyo a quienes más lo necesitan. En otras palabras, resulta fundamental el potencial que aportan las personas voluntarias a este fin, ya que con su esfuerzo y dedicación desinteresada se convierten en el verdadero motor de cambio de la sociedad. En estos tiempos difíciles, la solidaridad debe ser más que nunca la base de las políticas sociales, con el objetivo prioritario de apoyar a los colectivos más vulnerables. Solamente conseguiremos potenciar la cohesión social cuando consigamos reducir las desigualdades.
A pesar de los deseos del voluntariado por cambiar la realidad social, no podemos dejar a la deriva este movimiento solidario, puesto que entonces correríamos el riesgo de que se convierta únicamente en un halo de buenas intenciones sin un rumbo fijo. Es por ello que el voluntariado debe estar guiado por personas formadas que acompañen en todo momento dicha tarea, para poder así incrementar todo el potencial disponible con el objetivo de que la ayuda sea efectuada de forma eficiente.

El voluntariado contribuye a la mejora de la calidad de vida de muchas personas, posibilitando la creación de un mundo más solidario y ayudando en la resolución de los problemas sociales y de medio ambiente. Asimismo potencia la construcción de una sociedad más humana y más justa. Por todo ello, debemos asegurarnos que el voluntariado y las personas que lo realizan tengan el reconocimiento que se merecen por parte de la sociedad.